domingo, 24 de octubre de 2010

Remordimientos:

A veces cuando miro atrás, no lo puedo negar, siento remordimientos. Recuerdo el día que dijimos adiós como una vieja película con niebla, pienso que quizá pienses que para mi fue algo muy fácil, pienso que quizá así lo hice parecer por que me presente muy firme y quizá algo duro… y me pregunto… ¿Cómo estarás?

Quizá es el mas tonto de los sentimientos que aun me haces sentir, pero es uno de los mas recurrentes, nuestros caminos fueron uno durante mucho tiempo, al grado que te convertiste en parte de mi mundo de una manera tan importante que es natural que a veces piense en ti y al final, de un torrente de recuerdos empiece un torrente de remordimientos y termine desembocando en un mar de preguntas como: ¿Cómo estará? ¿Será feliz? ¿Habrá encontrado a alguien? ¿Pensara en mí? ¿Tendrá salud? ¿Tendrá felicidad?
No se si me creerás o no, pero te deseo lo mejor, sin importar que tanto rencor me guardes, sin importar que también existan muchos capítulos oscuros en el libro de nuestra historia; deseo que la dicha llene tus días, que seas capaz de convertir nuestra historia en recuerdo y aprendizaje y tener guardado solo los buenos recuerdos, deseo tu perdón si es que en algún momento te hice daño, deseo saber de ti.

El remordimiento ataca, ataca por que el deseo es egoísta y deja detrás la sensación de que no me interesa saber de ti por ti sino por tranquilizar mi conciencia y entonces se entra en un circulo vicioso que resulta no tener sentido hablando de historias concluidas como las nuestras, capítulos cerrados, con heridas que ya son cicatrices y recuerdos que ya no son mas ni menos que eso.

Quizá decir que mi deseo es genuino y egoísta al mismo tiempo en un cincuenta y cincuenta porciento seria la explicación mas sensata que podría darte para convencerte que honestamente desde lo mas profundo de mi corazón me gustaría saber de ti por que te deseo lo mejor y eres importante en la historia de mi vida y por que también en el fondo me considero lo suficientemente maduro y honesto para decirte que deseo tranquilizar también mis propios remordimientos.

domingo, 17 de octubre de 2010

Dejarte Ir

Hoy te escribo estas palabras porque tengo que dejarte ir.

Ha pasado demasiado tiempo desde que nos conocimos y ya mucho desde que nos separamos; creímos que la vida nos tenía algún plan y no fue así, fuimos jóvenes e ingenuos intentando vivir una vida que imaginábamos perfecta, pero no imaginamos los contratiempos del camino; Siempre traté de dar más, lo juro… en fin, ¿qué sentido tiene ya? Si esta carta no es para hablar de lo que tuvimos, es para deslindarnos de una vez y para siempre.

Es curioso que yo fui quien rompió el hermoso lazo blanco que unía nuestras vidas y parece que soy el único que aun no se quita del todo el restante de alrededor de las muñecas; parece que aun pienso en ti, parece que aun sueño contigo, parece que de una manera lejana, serena y callada aun amo tu recuerdo; quizá es lo que más duele en el alma, haberte echado de mi lado y no saber cómo dejarte ir; incongruencias de la vida o mi merecido castigo quizás.

Pero tengo que dejarte ir, por que fuiste y no serás, por que vivimos lo que teníamos que vivir y después nuestro camino se separo de un tajo y para siempre, porque existe una total imposibilidad de que volvamos a vernos y por que las heridas sanan pero dejan cicatrices.

Te tuve, te amé y hoy te digo finalmente adiós.