domingo, 21 de marzo de 2021

Los recuerdos de las pequeñas cosas por las que hoy te odio.

             “¿Como mantener viva la llama cuando estas de viaje?” citaba el artículo en internet como si se tratase de una revista para mujeres de los 90s. “amate a ti mismo y ama tu cuerpo” decía un articulo en la misma sección… Era el 2018 y estas cosas empezaban a ponerse de moda. Yo de viaje queriendo recordarte: “mira, hoy estoy lejos y te mando estas fotos calientes” como las que solías recibir y buscar de otros, pero esta vez mías. Mi cabeza de esposa tonta intentando “salvar su matrimonio” que parecía no tener sentido ocho de cada diez días, pero por el que había renunciado a todo.

“¿Todos tenemos una cámara decente en el bolsillo en estos tiempos no?” pensé mientras empezaba a extrañarte esa noche a doce mil kilómetros de distancia. Luces, cámara, acción; siempre he querido ser una estrella porno, ya sabes… la gente te mira como un sueño inalcanzable, tu puedes vivir de un trabajo en el que mezclar negocios con placer no está prohibido… Primera foto sobre la cama, la reviso, no me gusta, empezamos otra vez.

“¿Cómo podría ser una estrella y salir en una foto alguien con varios kilos de más como yo?” pensaba al mirar el primer intento “igual que muchos otros que ves en internet, en videos, en fotos y en dibujos” me respondí a mí mismo… El teléfono de última generación me permitía mostrar la palma de la mano y obtener una foto después de un: tres, dos, uno.

¡Clic! me tiré sobre la cama a ver el resultado “¡guau! ¿Será que puedo tomarme mas en diferentes rincones del cuarto?” Pensé de inmediato. Tomé dos o tres en la cama, cada vez, me gustaban más… sin pensar, sin editar, sin filtro; te escribí para decirte “te extraño”, enviarte la primera foto estirado sobre la cama, una suerte de selfie porno y me dirigí al pequeño sofá.

El escritorio, la puerta del refrigerador, el sofá, o asomado por la ventana; de rodillas, de pie, sentado, acostado… en posiciones que solo había visto en fotos -esto es entretenido-. Cincuenta, sesenta, setenta fotografías, en todos lados, luces, cojines, ropa más, ropa menos… después de elegir las que más me gustaban quizás unas diez… ¡Que bien me veía! Ideales para mandártelas; ideales para que supieras que ahí estaba, del otro lado, muerto de ganas de correr a abrazarte y mostrarte cuanto te extrañaba y deseaba… “nanai, yo también…” fue la respuesta a mi mensaje con foto, enviada hace casi dos horas… nunca fuiste muy despierto. “me tomé algunas fotos para ti” escribí y envié una más “awww” fue la respuesta… si… un reflejo del desbalance en nuestras formas y fondos… un reflejo de lo que doy y lo que recibo, un reflejo de lo que soy y lo que merezco y lo que recibía… un reflejo de los últimos años… una prueba de que estábamos mas allá de la salvación…solo una más… solo una entre tantas…

Te odio… te odio por que sacrifiqué algo importantísimo en mi vida, te odio por que en la apuesta… aposté todo y perdí… te odió por que cuando la vida me dio a elegir... te elegí… y fue la elección equivocada, la más equivocada.

Me quedo con las fotos… me quedo con el “amate a ti mismo y ama tu cuerpo” me quedo con el autodescubrimiento…

Esa noche me dormí después de llorar un buen rato… esa noche caí un poco mas en el abismo… esa noche me pregunté aún más “¿por qué?”

Esa noche empecé a recopilar en mi cabeza los recuerdos de las pequeñas cosas por las que hoy te odio.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Duraznos maduros perfectos

Existe una fruta en especial que debe estar en su punto para ser comida.

El durazno es una fruta muy especial, una fruta que no importa tu preferencia personal tiene un punto universal de madurez en el que debe ser comida. Según mis estudios personales ese punto es entre los veinte y veintidós, aunque también hay un punto especial aproximándose a los treinta; ese punto exacto en el que al morderla puedes sentir la ternura, la suavidad y la frescura de su carne; como sus jugos desprenden un fragante aroma parecido al de una flor y experimentas una sensación casi efervescente en la lengua. Sientes como el jugo se derrama por las comisuras de tu boca y solo tiendes instintivamente a sorber intentando no derramar ni una gota del precioso néctar y en cuanto encajas los colmillos puedes casi escuchar un mudo quejido de placer al encontrarte con el punto exacto en que no se distingue entre jugo, miel, flor o fruto.

Casi por accidente un día me encontré con esta revelación, con un durazno que me llamó la atención desde que lo vi por primera vez. Era pequeño, pero con un color intenso. Como cuando la piel es casi roja y lustrosa brillando como el sol del verano. Era invitante, era como si me estuviera llamando; como si pudiera sentir su mirada incluso cuando no lo estaba viendo; era joven y hermoso, era tentador como el fruto prohibido, era redondo, era de aroma dulce y de sonrisa encantadora, ligeramente pasado de veinte mirándome desde un árbol a la altura perfecta, con hermosos ojos cafés.

Llegado el momento de estar solos en privado, sentí la necesidad de olerlo primero, era fresco como el aire en primavera, hermoso como paisaje otoñal e invitante como un riachuelo de agua fresca cuando la sed está en su punto mas álgido. Debo admitir que fui directo al grano, lo corté del árbol arrancándolo con fuerza, lo desvestí en dos movimientos y encajé los dientes hasta el fondo sintiendo una sensación electrizante, sintiendo el tiempo detenerse, sintiendo magia de verdad; magia física trascendente, chispas al cerrar los ojos, fuego liquido en la garganta, palpitaciones el sentirse cerca; despertar de madrugada con un hambre insaciable, con una sed incontenible y encontrarse instintivamente en un una experiencia sensorial inolvidable de sabores y colores y miradas que terminó extendiéndose por años, un viaje casi alucinante, de matices y de drogas que deberían estar prohibidas... hasta que se rompió el sueño y sucedió la tragedia... pero mientras tanto... Mientras tanto aprendí de todo esto que hoy escribo; entendí que oportunidades como esta se te dan una sola vez en la vida, huellas imborrables en la playa que se que quedaron en el y en mí.

Esa noche vivirá siempre en mi memoria, cargada de magia, de complemento, perfección y novedad... Esas noches venideras marcaron un antes y un después en mi vida. Un lujo poder haber tenido el privilegio, de no ser quizá el primero, pero sin lugar a dudas por siempre y para siempre el mas importante... el mas intenso.

Actualmente ese durazno ya no tiene ese color ni esa textura; no me malentiendan, sigue siendo una hermosa e invitante fruta. Así es el inclemente paso del tiempo.

Sin embargo, se que en momentos debemos conectarnos, donde quiera que estemos, a través de la magia del recuerdo. 

El durazno es sin embargo una fruta con una potente maldición: 

"No importa cual pruebes, después siempre recordaras a ese durazno maduro perfecto. No importa cuantos te muerdan querrás sentir mis dientes penetrando tu carne y desearas que sea yo ese que hacía fluir magia perfecta en tus curvas, ese que te llevaba al cielo, te devoraba con ansias y convertía la noche en día. Ese que despertaba ciego, sordo y mudo en la madrugada muerto de sed buscando un poco de tu fresco néctar que instintivamente sin ningún reparo compartías desapareciéndonos en el espacio, perdiéndonos en el tiempo, amándonos por siempre y para siempre e incendiando el aire. Mi durazno maduro perfecto".

- "Por que siempre es tan rico todo contigo?!"

-"por que te amo!" 



domingo, 7 de marzo de 2021

Fragmentos de una memoria que se desprenden.

No se cuantos días han pasado sin ti, solía contarlos por las noches tristes despertando a las cuatro de la mañana con un nudo en la garganta, comenzando inmediatamente a llorar y no pudiendo detenerme hasta el amanecer cuando era hora de ducharme para ir a trabajar. Pero hoy... hoy ya no se cuantos días he pasado sin ti.

Verte accidentalmente entre mis fotografías aun duele, siempre dolerá y sin embargo hoy son solo fragmentos de una memoria que se desprende, se cae a pedazos, se erosiona y gran parte de lo que recuerdo tiene parches y añadidos que yo mismo he creado para fortalecer los recuerdos que se esfuman como la niebla de la mañana.

Te recuerdo como si hubiese sido ayer que nos escondíamos en la bodega para besarnos y acariciarnos como sino hubiera mañana, recuerdo tus ojos mirándome fijamente con una mueca de dolor y placer cuando mi cuerpo se hacía uno con el tuyo. recuerdo las sonrisas, recuerdo las palabras, recuerdo un apasionado: "no me quites este amor, es lo único que tengo".

y al final tu me quitaste ese amor... al final tu corriste a mis brazos como siempre buscando refugio y me apuñalaste por la espalda... y las últimas imágenes en mi retina fueron tu espalda alejándote, mientras me desangraba en el piso, sintiendo cada vez mas frio, sintiendo un dolor incomparable donde solía estar el corazón, sintiendo como mis venas se vaciaban en el piso y con cada gota mis recuerdos de este amor, que fue mi vida, que fue intenso como una flama, dulce como un beso, frio como el hielo, apasionado como las ganas de crear algo eterno... se desprendían en pequeños fragmentos de memorias, de recuerdos, de sonrisas... 

De alguna manera, por algún motivo sobreviví, aun no se como, aun no se por que; pero sobreviví... aunque aun no logro descifrar si es del todo cierto... lo único que se en lo mas profundo de mi corazón es que solo hay dos personas viviendo esto. Tu y yo... y que ahí, en tu soledad o en compañía me piensas también, incluso si son solo fragmentos de una memoria que se desprenden.