Es increíble pensar que en los tiempos que corren, en el mundo en que vivimos, la gente intensa como yo no tiene tregua. Puede soñar, enamorarse, desear e imaginarse las historias más tremendas aún a pesar de la distancia, del idioma y la cultura; encontrar un corazón que se enamora en la misma sintonia, que late, que vibra, que se conecta, se ilusiona, desespera, se entristece, se remece, atemoriza, va de prisa, se lanza y se golpea, se colapsa y se da cuenta de lo grande, lo infinito, lo hermoso y lo imposible de su amor, y pone freno y se retira y llora despidiendo a un imposible, a un espectro, un espejismo... a un ser destinado a ser pero condenado a no ser nuestro. Cada día más cerca y cada día más lejos, en estos tiempos donde a veces estar más cerca significa estar cada vez más lejos.
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