lunes, 28 de noviembre de 2022

Decirte adiós.

Decirte adiós es quizás lo más difícil que he tenido que hacer en la vida. Decirte adiós es dar las gracias por todo lo que has hecho por mi. Decirte adiós es terminar una historia de amor como ninguna otra, una llena de dulzura y lecciones, una de amor incondicional de verdad. 

Decirte adiós es poner la teoría en práctica, es cerrar de verdad un capitulo, el capitulo final del libro con una sonrisa en medio de un mar de lagrimas, agradeciendo en medio de un mar de dolor y amando eternamente en medio de un mar de tristeza. Es hacer lo correcto aunque duela, es pensar en el otro, en ponerlo primero, ser quien razona, en ser racional antes que emocional... Pero no siempre se puede... por que el amor es emoción pura, por que el amor no entiende que este es el fin del camino, que el tuyo se acaba, que el mío sigue por un tiempo indeterminado y que nuestro tiempo juntos termina ahora.


Es difícil decirte adiós. Probablemente es la cosa más difícil que he tenido que hacer en la vida... lo endulza el agradecimiento y la capacidad de decir mil veces te amo mientras beso tu frente y miro tus ojos... pero es duro. Duro como la realidad, duro como la lógica, duro como la certeza de que que cada hora es una hora menos y mañana mi cama estará llena de vacío en ese espacio que ayer ocupabas; duro como el fin definitivo. Duro como que durante catorce años siempre fuiste parte de mi vida, de mi casa, de mi entorno y ya no más.

Es difícil decirte adiós y no prometo nada. Trataré de sonreír, agradecer, cerrar y recordarte siempre feliz. Pero se que cada segundo de tu ausencia en días futuros dolerá como solo duele la ausencia de quien amaste y te amo incondicionalmente. 


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