No hay día que no piense en ti.
Suena patético ¿no es así?
Un amor siempre evasivo, siempre
desincronizado, siempre a destiempo.
Pero un amor que se siente, que
se respira y se vive en lo profundo del alma.
Ya me conoces, no soy mas que un
loco que se queda congelado en el tiempo.
En el hubiera, en el pudiera, en
el quisiera; en noches eternas ausentes de calma.
Universos paralelos donde ese
último intento fue el que salió bien…
En esa fría tarde de agosto,
en lugar de decir adiós, nos dimos cuenta de que era el momento del “ahora o
nunca” después de hacer el amor rendidos, exhaustos, abrazados; finalmente
nuestro momento había llegado y decidimos que no podíamos separarnos más. Decidimos
que enfrentaríamos lo que fuera que la vida nos pusiera enfrente, que apoyaríamos
nuestros sueños, celebraríamos nuestros triunfos y eventualmente buscaría tu
mano, tus brazos y tu cuerpo inconscientemente el dormir cada noche. Felices
por siempre…
Suena patético ¿no es así?
Ya me conoces, no soy más que un
loco que sé queda congelado en el tiempo.
Un loco que no puede dejar de pensar
en el hubiera, en el pudiera, en el quisiera.
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