Cientos de paginas he escrito alabando y recriminándote tus virtudes y defectos, hablando de las cosas buenas, de las cosas malas y de las grandes historias; siempre plasmando como te recuerdo o como recuerdo las historias que vivimos; pero hoy el ejercicio es diferente. hoy el ejercicio es para alimentar mi ego en un viaje frenético de lo que compartimos.
¿Cómo me recordaras tu que lees esto? Lo cierto es que puedo vanagloriarme de ser pragmático e intenso, volátil y avasallador. No debe ser fácil olvidarme. no debe ser fácil no encontrarme en cada día, en el olor de la vainilla o la canela, en las cerezas o el café; en el color rojo o la pasión con la que veo el amor. En como escribo, en como pienso, en como siento, en como cuido, en como hago el amor.
Para bien o para mal soy una maldición; me tienes, me pierdes, me recuerdas, te asedio, quizás con el tiempo no es a diario pero si en algún momento en que de pronto, de súbito, ahí estoy. mi mirada y mi sonrisa reflejadas en el cristal, mis brazos apretándote con ansias, mi pecho en tu espalda; mi presencia, mi poca paciencia, mis cambios de humor, mi volatilidad tan odiosa como adictiva, la rota promesa de "vamos a amarnos por siempre" que no pudo ser; mi ausencia, la primera vez, la última vez, mis ojos despidiéndote con lagrimas, mi mano en tu mano, un hola, un adiós, lo que fue y lo que pudo ser.
¿por que se rompen los cristales? ¿por que terminan las historias? mas preguntas que respuestas en borde de las cuatro décadas, con el corazón mortificado y una caja con historias convulsionadas que se lleva el viento, que se escriben, que se cuentan, que se tornan cada vez mas épicas con el tiempo. quizá enfermizas, quizás extrañas, pero en las que he dejado un pedazo de mi, una semilla, una sonrisa, una lagrima y un alter ego de una fotografía de ese momento. y en la otra mano un papel; por que siempre debes tener uno a la mano y una pluma para escribir la historia que vendrá.
Por que al caminar vamos dejando fotografías, versiones de nosotros mismos. No soy el mismo hoy que aquel que te tomó la mano, que te encontró en aeropuerto, con el que preparabas monstruos, el que te acompañó en largas caminatas, o el que viajaba en el pequeño auto, quien te amó como nunca mas volverá a amar a nadie, el que te contuvo y después tuvo que dejarte ir por amor propio.
Cada uno de esos fui yo...
Cada uno de esos fue una versión de mi...
Cada uno de esos ya no soy yo...
Cada uno de esos fue un alter ego que compartió contigo una tarde y se fue.
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